Dos poemas
Valeria Melchiorre
Dicen que tenemos un solo cuerpo
un esqueleto flaco que cuidar
como si fuera oro
llegado el caso incline
a las rajaduras
y al quebranto
solo esta grata compañía
las eléctricas centrales
de los nervios ya maduros
listos para ahogarse en
amorosos mares
cuanto hay que corretea
por las venas
la azulina apariencia
de lo que es bermejo y torbellino
líquido secreto de infinitas lides
alma espuria
su escondite tan cercano
esa costumbre fija de las narinas
más o menos habituadas
al jadeo a las cambiantes
respiraciones según si el clima
las alturas los encantos
que afecten
la tropilla
de la mente
los órganos convulsos
su intrépida forma de estar aliados
de comunicarse imperceptibles
hasta ser sumisos
clánica y precisamente atados
tal para cual
el pulso y sus dilaciones
solo esta compañía
su pequeña biología de entrecasa
la piel sudorosa
estas sueltas crines
que serán pelusa
cepillamos día a día
lo que va quedando de él
más ajado
tal vez hasta ferviente
frente al progresivo aumento
de ausencias inminentes
de las recaídas
los avisos
el cuesta abajo
esos olvidos espontáneos
para qué servirán
no es poco tener cuerpo
saberse anclado a esta tenaz manía
que tanto resiste a las adversidades
a los arrebatos devastadores
de las edades
las estropeadas manos de los otros
cuerpos
habrá precavidos
que sepan aferrarse a sus circunstancias
como a inamovibles tierras
y rieguen las frágiles raíces
como si fueran promisorias
se extasiarán al contemplar
la magnitud de las placentas
su benevolencia de fuente originaria
supondrán que habrá
quien suplante
su explícita sustancia y porte
ojos parecidos
la misma sonrisa
quien lleve la delantera en la
alquimia de los cuerpos
solo tenemos esto que cuidar
la turgencia de los músculos
aún no derrochados
cierta entereza del codo
las rodillas
la ráfaga el pudor que nos calienta
y atraviesa cuando estamos
frente a otro
cuerpo
único edén prematuro
que despierta a la delicia
nos alcanza
A Matías y Lucas F. F.
Habrán leído acaso
estos hijos de otros
que tengo aquí acostados
relatos de guerras distantes
en colchones contiguos
de bombas que han aniquilado
enteras residencias proles
más prolíficas y amplias
el zumbido de las catástrofes
naturales
habrán escuchado
superpuesto al de la música
que evitan mis oídos
mi hija baila
(y a ellos embellece)
el venir de las olas que se llevan
en tirones a nadadores o
a paseantes
despreocupados cuya orilla
es (no lo saben)
tan parecida al abismo
o el arco de los párpados
ahora clausurados
guardará ese misterio
de agujeros oscuros
de pozos sin fondo
de las rachas que se apropian
de lo más preciado y a ellos
los sacuden como si fueran
ramas desprovistas del calor
del tronco
sonsacadas hojas
plumas livianas
todo ya lo saben
estos hijos de otros que tengo
aquí acostados
más que yo que hago apenas
de madre
con inexperta gracia
consulto enciclopedias sin entradas
para la palabra muerte
traigo entre las orejas la carga
exigua de abandonos provisorios
de inventados padres
(por lo indiferentes)
de dos o tres despechos
o caprichos irresueltos
a pesar de los años
estos hijos de otros que tengo
aquí acostados
ya no sabrán lo que es
ser hijos de nadie
han sido vendidos
al viento
que no los acoge
y hasta se impacienta
(hoy sopla justamente
hay vendavales)
la torpeza de esta enmienda
que llamamos destino
sus agujereadas trampas
(la suerte está echada)
los convierte en baratijas
de acento tan tierno
de futuro desperdigado
son quizá esta mañana
la hipérbole y el karma
del sentir de las piedras
frente a los insectos
la mudez de cualquiera
que se haya autoproclamado dios
su silencio inconfundible
cae sobre sus cabezas
como aplastan los aluviones
deja ver
(una vuelta hacia la izquierda
otra hacia la luz de la ventana)
esa manera de dormir apegados
de juntar las articulaciones
armar sagradas luchas
y privadas
por hacerse de la sábana
las almohadas
cuánto habrá de lo real
inmiscuido en este sueño
esta feliz mañana
de modestas dimensiones
este instante amaneciente
en que aún no cabe
la sombra abundante
del desamparo
veo a mi hija despertarlos
todos ríen
cuánto más de orfandad nos hará falta
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